Santa Inés Ahuatempan
ACERCA DE LA COMUNIDAD
“Mexicu la”, “Puebla la”, así dice la gente, pero eso no es, eso ya es tanajhni. Legitimo ngiba se dice “Situhua” ese es México –como que se hunde quiere decir esa palabra- , “Daningha” es Puebla -agua honda quiere decir-. Hay nombre antiguo para todo: “Chase Nthanke” así se dice nuestro pueblo Ahuatempan. Antes, dicen los pasados, que había mucho árbol patlahua, por eso quedo ese nombre “Pueblo de Patlahua” quiere decir. Cuando uno dice Ahuatempan, ese ya se está hablando kanithuua (náhuatl).
-Natalia Colmena Reyes
Santa Inés Ahuatempan es una pequeña comunidad ubicada en la Mixteca Poblana, en el estado de Puebla, México. Este pueblo es el hogar de la cultura ngiba, un grupo indígena que ha habitado la región durante siglos y que habla una lengua tonal perteneciente a la familia lingüística otomangue. Ahuatempan se asienta en una planicie semiárida, rodeada de barrancas ricas en flora y fauna, así como de extensos campos de cultivo temporal. Este entorno natural ha influido profundamente en la vida y cosmovisión de sus habitantes, quienes mantienen un vínculo sólido con la tierra, la agricultura y sus tradiciones ancestrales.
La vida comunitaria en Ahuatempan se caracteriza por un profundo sentido de solidaridad y cooperación entre sus habitantes. Además de las festividades patronales, como la de Santa Inés, la comunidad ngiba preserva rituales prehispánicos, siendo uno de los más significativos el “pedimento de agua”. Estos eventos centrales no solo reafirman la identidad colectiva, sino que también fomentan las prácticas culturales a través de danzas, música tradicional y rituales que evocan la historia y las creencias del pueblo. A pesar de los desafíos socioeconómicos que enfrenta la región, como la migración y la escasez de oportunidades laborales, Ahuatempan ha sabido resistir, manteniendo viva su lengua, el ngiba, y sus costumbres a lo largo de las generaciones.
En los últimos años, la comunidad ha buscado generar espacios de encuentro y protección para su cultura mediante proyectos como "Chasen Thajni: la casa de todos", un centro cultural dedicado a revitalizar la lengua y las tradiciones ngiba, así como a ofrecer un lugar de cohesión para los jóvenes y adultos de la comunidad. Ahuatempan es un símbolo de resiliencia indígena, un lugar donde la tradición y la modernidad conviven en constante diálogo, preservando un sentido de pertenencia frente a los desafíos del mundo contemporáneo.
En los últimos años, la comunidad ha buscado generar espacios de encuentro y protección para su cultura mediante proyectos como "Chasen Thajni: la casa de todos", un centro cultural dedicado a revitalizar la lengua y las tradiciones ngiba, así como a ofrecer un lugar de cohesión para los jóvenes y adultos de la comunidad. Ahuatempan es un símbolo de resiliencia indígena, un lugar donde la tradición y la modernidad conviven en constante diálogo, preservando un sentido de pertenencia frente a los desafíos del mundo contemporáneo.
CHASE NTHANKE / AHUATEMPAN
A este lugar llegaron unos hombres que decían venir de parte de la gente de Axayácatl, este era un comandante de Moctezuma. Este Moctezuma ordenó que todas la gente, no importa que idioma hablaba, debían cambiar los nombres de sus pueblos a nombres compuestos por palabras en mexicano. Por eso todos los pueblos quedaron con esos nombres mexicanos.
-Pedro Ochoa
Santa Inés Ahuatempan, una comunidad rica en historia y diversidad cultural, está dividida en cinco barrios principales: San Antonio Tierra Colorada, San Antonio Tierra Negra, Santa Inés, Santiago, Los Reyes y el Barrio de Jesús. De estos, San Antonio Tierra Colorada, San Antonio Tierra Negra y parte del Barrio de Santa Inés son considerados como los barrios ngiba, mientras que Los Reyes es reconocido como el barrio náhuatl. los ngiba, descritos a menudo como "necios", demostraron una resistencia notable. Cada vez que eran obligados a establecerse en el nuevo centro comunitario, regresaban a sus montañas, aferrados a su tierra.
La historia de esta comunidad está profundamente marcada por los eventos de la época colonial. En 1605, bajo mandato virreinal, los ngiba (también conocidos como popolocas o chochos) fueron forzados a abandonar sus tierras ancestrales en las montañas y a concentrarse en lo que más tarde se convertiría en Santa Inés Ahuatempan. A pesar de los intentos coloniales por establecerlos en la nueva localidad, los ngiba, frecuentemente descritos como "necios", demostraron una tenaz resistencia. Cada vez que se les obligaba a asentarse en las "nuevas tierras", regresaban a sus hogares en las montañas, reafirmando su conexión con sus territorios ancestrales.
Tras varios intentos fallidos, las autoridades finalmente lograron establecer un centro político en el nuevo asentamiento. Sin embargo, las tierras asignadas a los ngiba fueron drásticamente limitadas. Durante ese proceso, la Iglesia Católica, como era habitual, designó a San Antonio como el patrono de los "indios", una imposición frecuente en las comunidades indígenas. Esta intervención, tanto territorial como religiosa, fue resistida por los ngiba, quienes no solo perdieron su autonomía territorial, sino que también enfrentaron una reducción de sus tierras y un incremento en los conflictos con la población mestiza y náhuatl de la región.
La convivencia forzada entre los ngiba, los nahuas y los mestizos intensificó tensiones preexistentes. Los nahuas, también residentes de la comunidad, consideraban a los ngiba como "pobres" y "popoloqueros" ,debido a sus diferencias culturales, especialmente por su idioma. Por su parte, la población mestiza, acentada en el centro de la comunidad se autodenominaba "gente de razón", término colonial que diferenciaba a los mestizos e indígenas en un sistema de castas que perpetuaba la segregación y la exclusión de los pueblos originarios.
Estas divisiones y tensiones culturales han perdurado a lo largo del tiempo, pero también han dado forma a la "identidad" de Santa Inés Ahuatempan. Hoy, la comunidad sigue siendo un espacio en el que convergen distintas historias, tradiciones y luchas por la dignidad y el reconocimiento de sus habitantes.
"Nosotros somos los indios, porque hablamos ngiba. La gente del centro –dicen ellos mismos- son de razón. Nosotros decimos ndajua a los de razón. Cuando nuestros hijos ya empezaron a ir a la escuela, uno de razón decía: esos indios ya quieren ir a la escuela, luego ya van a querer andar en carro, cuando ellos anden en carro, nuestros hijos van a andar volando.Y es verdad que se cumplió, porque el hijo de ese señor fue piloto en Guadalajara, dicen que murió, dicen que su avión se estrelló… así acaban algunos de razón".
-Trinidad Ascención Santiago